Sunday, November 11, 2007

Mis papeles se amontonan sobre el escritorio y mi vida es un torbellino de actividades alrededor de las necesidades de mis hijos. Me falta tiempo para vivir.
Ayer pasé buena parte de la mañana con la más chica, en una audición para formar parte de la sinfónica juvenil regional.

El corazón me da un vuelco cuando veo a esos jóvenes, llenos de energía y sueños, con el futuro por delante concentrados en su música, practicando, haciendo un esfuerzo por alcanzar una nueva meta. Pienso en mi otro hijo, a punto de graduarse de la preparatoria, con un futuro prometedor.

Observo a los padres, hombres y mujeres de edad mediana, vestidos de prisa en pantaloneras, desaliñados, cansados por las prisas de la vida, con café y celular en mano y un libro para hacer la espera más llevadera. Esto padres, incluyéndome a mí, fuimos también aquellos adolescentes con todo el tiempo del mundo, la vida por delante y un futuro prometedor.

Si pudiéramos hacer que el tiempo marchara atrás y retrocediera 25 años, 30 años, hasta que fuéramos otra vez nosotros los adolescentes, ¿Haríamos las cosas diferentes? ¿Utilizaríamos ese tiempo infinito para desarrollar nuevas habilidades? ¿Estudiaríamos más música, leeríamos más libros, participaríamos en más deportes, estudiaríamos una carrera diferente? Quizá seríamos los mismos adolescentes indolentes que fuimos, pues estos mismos niños que observé, practicando con tanta energía, son los mismos que pasarán tres horas en el teléfono con sus amigos y otras tantas frente al computador. Con toda la vida por delante, la forma en que ocupan su tiempo, recurso inagotable a esa edad, no es una prioridad.

Reflexiones de Berta

P.D. Mi hija pasó la audición, y yo terminé de leer un libro.

3 comments:

blog escritores sat said...

Bertica:

Tus preguntas siempre traen a flor de neuronas, algun recuerdo, que en éste caso particular, es el de la niñez y temprana adolescencia.

Como intentando responderte, en mi caso particular, quizás algunas situaciones, condiciones o cosas hubiesen sido diferentes, pero en términos generales, estoy satisfecho con mis años de chaval soñador y curioso, uno de dos atributos que afortunadamente, aún conservo: Dejo a la decisión del lector, que cuál es cuál.

Por una parte, me siento privilegiado por haber nacido en la antigua Lutecia, de padres provenientes de la antigua Panonia, e irónicamente en lo que casi llegaba a ser la mayor miseria, producto de un mundo post guerra. La ventaja de aquellos tiempos, era la de obligar a sus habitantes a arreglárselas como pudiesen, para lograr sus objetivos individuales, y encontrar, por cuenta propia, una solución. Supongo que todo aquello desarrollaba el ingenio, la creatividad y tenacidad en la gente de entonces, cualidades que los hacían más resistentes a los embates cotidianos de la vida de ése entonces.

No quiero usar el término "juventud moderna", ya que al fin y al cabo, yo también soy del grupo de la juventud moderna, porque para diferenciar, a una persona la considero "vieja", únicamente si cuando jóven, jugaba a los dinosaurios y no a los caballitos!

La juventud de hoy en día, también tiene sus retos, y en ciertos aspectos, quizás hasta mayores que los nuestros. Efectivamente, tienen mucha tecnología a su alcance, que en nuestra niñez era material de ciencia ficción, así como las comodidades y prestaciones de un mundo muy avanzado, pero que a su vez, cobra un precio muy elevado por dichos beneficios.

Nuestra obligación como adultos que llevamos las riendas de la carroza global, es la de respaldar a nuestra juventud, dándoles apoyo e inculcarles valores positivos, para que ellos sean parte de la solución y no del problema.

Mi consejo final y mi juicio, me dicen que la gente que madura no es feliz, por lo tanto, quiero seguir escudriñando y explorando todo a mi alcance, y estar en un mundo paralelo a la juventud moderna, obstinadamente, hasta el día que yo caduque.

André

blog escritores sat said...

Bertica:

Tus preguntas siempre traen a flor de neuronas, algun recuerdo, que en éste caso particular, es el de la niñez y temprana adolescencia.

Como intentando responderte, en mi caso particular, quizás algunas situaciones, condiciones o cosas hubiesen sido diferentes, pero en términos generales, estoy satisfecho con mis años de chaval soñador y curioso, uno de dos atributos que afortunadamente, aún conservo: Dejo a la decisión del lector, que cuál es cuál.

Por una parte, me siento privilegiado por haber nacido en la antigua Lutecia, de padres provenientes de la antigua Panonia, e irónicamente en lo que casi llegaba a ser la mayor miseria, producto de un mundo post guerra. La ventaja de aquellos tiempos, era la de obligar a sus habitantes a arreglárselas como pudiesen, para lograr sus objetivos individuales, y encontrar, por cuenta propia, una solución. Supongo que todo aquello desarrollaba el ingenio, la creatividad y tenacidad en la gente de entonces, cualidades que los hacían más resistentes a los embates cotidianos de la vida de ése entonces.

No quiero usar el término "juventud moderna", ya que al fin y al cabo, yo también soy del grupo de la juventud moderna, porque para diferenciar, a una persona la considero "vieja", únicamente si cuando jóven, jugaba a los dinosaurios y no a los caballitos!

La juventud de hoy en día, también tiene sus retos, y en ciertos aspectos, quizás hasta mayores que los nuestros. Efectivamente, tienen mucha tecnología a su alcance, que en nuestra niñez era material de ciencia ficción, así como las comodidades y prestaciones de un mundo muy avanzado, pero que a su vez, cobra un precio muy elevado por dichos beneficios.

Nuestra obligación como adultos que llevamos las riendas de la carroza global, es la de respaldar a nuestra juventud, dándoles apoyo e inculcarles valores positivos, para que ellos sean parte de la solución y no del problema.

Mi consejo final y mi juicio, me dicen que la gente que madura no es feliz, por lo tanto, quiero seguir escudriñando y explorando todo a mi alcance, y estar en un mundo paralelo a la juventud moderna, obstinadamente, hasta el día que yo caduque.

André

blog escritores sat said...

Berta,
gracias por una meditación muy adecuada. Y felicitaciones por tu hija que ha quedado seleccionada para formar parte de la orquesta.

stgo